miércoles, 11 de marzo de 2015

11 de Marzo

Como casi todo el mundo, me acuerdo de qué hacía la mañana del 11 de Marzo de 2004 cuando me enteré de los atentados.
Tenía poco más de 12 años, y estaba en la cama de mis padres, con un pico de fiebre debido a una neumonía. Me acuerdo de que mi padre me había cambiado la cama para que mi madre pudiera vigilarme por la noche, y que aquella mañana, con 39 de fiebre, sólo quería dormir. Sin embargo, mi padre entró como una exhalación en el dormitorio, y con la radio en la mano sólo pudo decir: "Ha habido un atentado". No hizo falta más. Menos de media hora después, estaba en el coche con mi madre. Al pasar por la estación de Santa Eugenia, me hizo agacharme, no quería que viera nada. Pero miré. Miré como se mira en un accidente de tráfico, con esa atracción morbosa que te da saber que cerca de ti ha pasado algo gordo y que tú estás bien. No se me olvidará ver el tren, destrozado como si fuera un trozo de mantequilla al que alguien le ha quitado una parte.
Durante todo aquel día no me despegué de la televisión. Aunque los atentados de ETA eran algo que todavía estaban presentes, no viví el de Hipercor. No podía dejar de pensar en toda la gente que estaba en la calle, ayudando a los heridos, y en que algo dentro de mí sentía que tenía que ayudar. Dando mantas, agua o pañuelos, pero sentirme útil.

Desde aquel día tuve claro que hiciera lo que hiciera, quería estar preparada por si algo así volvía a pasar.


Han pasado 11 años de aquello, de aquella mañana en la que Madrid fuimos uno, en pensamiento, ayuda y angustia.
11 años en los que me he formado como he podido, sin olvidarme del mundo de la emergencia.

Hoy, 11 años después, he podido actuar. He presenciado un atropello, y por casualidades del destino, en el coche llevaba el material necesario para poder hacer una primera intervención. He curado una herida, que por suerte no era nada, y he estado ahí cuando se me ha necesitado.
Afortunadamente era algo leve, pero en el día de hoy ha significado más que la cura de un corte o el consolar a un niño.

Soy PSICÓLOGA DE EMERGENCIAS.

1 comentario:

Calinela dijo...

En el 11M eras tan solo una niña. Desafortunadamente surgen cada dia muchas situaciones donde se necesita ayuda, como la del accidente que cuentas, donde vas a poder ayudar. Enhorabuena por tu labor y nunca pierdas la ilusion.
Un saludo!!