lunes, 24 de diciembre de 2012

Reflexiones para cerrar el año

A escasos 7 días para acabar 2012, creo que ha llegado el momento de cerrarle.

Como todos los años pasa, al llegar finales de Diciembre la gente hace balance de todo lo ocurrido en el año, y yo no voy a ser menos.

En el terreno personal he tenido mis muchos menos y algún que otro más, pero en el terreno profesional es otro cantar.

Puedo decir (y bastante orgullosa además) que conseguí entender el análisis funcional, y que si bien me sigue costando un poco hacerle, al menos ahora sé por dónde agarrarle cuando se me acerca.

Por otro lado, las prácticas están cada vez más cerca, a sólo un mes, 7 días y dos exámenes de distancia, y sin embargo, ahora mismo no tengo mucha prisa porque lleguen.
No sé si será por la ingente cantidad de apuntes que me tengo que estudiar (y eso que tengo la gran suerte de que sólo me examino de dos asignaturas, que los hay que tienen tres y hasta cuatro exámenes en dos semanas), pero todavía veo el hospital como algo lejano y prefiero que se me vaya acercando poco a poco.

Lo que sí que creo que tengo que celebrar por todo lo alto es que nunca imaginé que empezaría el 2013 con un contrato de trabajo como psicóloga (bueno, aún no lo he firmado, pero ya me han dicho que el día 2 empiezo y creo que sólo eso ya es motivo de celebración).
Aunque no lo leáis, gracias a los que pensasteis en mí como una buena candidata para la beca. Ahora estoy un poquito más cerca de mi sueño.

Y en el terreno personal... Ha sido un año de grandes decepciones, muy muy grandes, pero también de grandes descubrimientos. Me he despedido de varias personas que han significado muchísimo para mí, pero también he conocido a otras que merecen la pena, que se han convertido en grandes amigos. Sin olvidar a los que ya estaban ahí y no se han marchado de mi lado en los momentos malos, a ellos sólo puedo darles las gracias por seguir ahí, aunque sea desde la distancia.

Este ha sido un año de crecimiento personal, aunque siga con mi 1,70 de hace unos años, de descubrirme a mí misma aunque sé quién soy desde que me alcanza la memoria, de alcanzar sueños que no sabía que tenía y descubrir pasiones por las que no pienso dejar de luchar.

Y aunque mi abuela tiene razón al decir que no hay bisiesto bueno, puedo decir que a éste mal año soy capaz de sacarle las cosas buenas y poder ponerlas encima del resto.

Para lo demás... Nos vemos en 2013